Encuesta nacional sobre el uso del litio en el Trastorno Bipolar

El Trastorno Bipolar (TB) es una enfermedad crónica y recurrente que afecta a más del 1% de la población global. Se trata de una de las principales causas de discapacidad entre los jóvenes, debido a que puede conllevar un importante deterioro cognitivo y funcional, así como un incremento de la mortalidad y una disminución de 10 años en la esperanza de vida, asociadas a enfermedad cardiovascular y suicidio1,2. Se caracteriza por fluctuaciones anímicas severas con periodos de estado de ánimo persistentemente elevado (episodios maníacos) y deprimido (episodios depresivos)1,2 A pesar de que el tratamiento de los episodios agudos es muy importante, la naturaleza recurrente del TB es la que determina su pronóstico1,2. Es decir, cuanto mayor sea el número y la duración de las recaídas que sufra el paciente con TB, peor será su calidad de vida1,2. Por ello, es vital mantener un tratamiento estabilizador del ánimo que sea eficaz en la prevención de recaídas a largo plazo1,2.

Estudios recientes3,4, incluido uno llevado a cabo por investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba5, han confirmado que el carbonato de litio sigue siendo el tratamiento más eficaz para evitar las recaídas en el TB. Así lo reflejan también las principales y más actuales guías clínicas internacionales6. Además de su efecto estabilizador del ánimo, el litio posee también una acción antisuicida distintiva. De hecho, es el único medicamento que ha demostrado prevenir el suicidio en ensayos clínicos controlados7 y en varios estudios observacionales, entre los que destaca uno realizado en Álava8. Esta protección frente al suicidio es clave en el TB, teniendo en cuenta que el 6-7% de los pacientes fallecen por suicidio1. Por si esto fuera poco, en los últimos años, se ha descubierto que el litio también es neuroprotector, previniendo el desarrollo de demencias en pacientes con TB9.

A pesar de todas sus bondades, en las últimas décadas, se ha observado un descenso en el uso del litio en varios países occidentales (EE. UU., Alemania, Escocia, Suecia y Dinamarca)10. En algunos de ellos, en cuestión de 10 años, ha pasado de ser el fármaco más prescrito en el TB, a ser el menos utilizado10. Como se ha mencionado, este descenso no está respaldado por la evidencia científica. Entre las posibles causas, destaca la irrupción de nuevos fármacos (antipsicóticos de segunda generación y antiepilépticos) con indicación para el TB. Estos medicamentos, al contrario que el litio, han sido fuertemente comercializados por la industria farmacéutica. La percepción excesivamente negativa de sus efectos tóxicos, tanto por parte de los clínicos como de los pacientes, podría estar detrás de la suplantación del litio por otros fármacos. A este respecto, estudios recientes sugieren que los efectos adversos más serios del litio, concretamente, el deterioro de la función renal y las malformaciones congénitas, han estado tradicionalmente sobrevalorados11,12. Además, estos riesgos se pueden reducir empleando una dosis mínima eficaz y una monitorización estrecha de los niveles en sangre13. Las alternativas terapéuticas al litio tampoco están exentas de riesgos. Desde el Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba trabajamos para elaborar y divulgar una información científica rigurosa sobre los riesgos y beneficios del carbonato de litio14, pero el hecho de que se trate de un fármaco huérfano de financiación no favorece su prescripción cuando está indicado.

En este contexto, investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba en colaboración con el Hospital Clínic de Barcelona han realizado un estudio para analizar el uso del litio en España10.  A través de una encuesta anónima online, se ha preguntado a los psiquiatras adscritos a la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB) sobre los aspectos más relevantes de la utilización del litio en el TB10. En base a los resultados de la encuesta, se puede concluir que el uso del litio en España está en línea con las recomendaciones de las principales guías clínicas internacionales10. El 70% de los psiquiatras encuestados prescribe litio a la mayoría de los pacientes con TB, considerándolo el tratamiento de primera elección en ambos sexos para la fase de mantenimiento10. Las dosis de litio que se emplean y la monitorización o seguimiento que se le realiza al paciente en tratamiento con litio, también se ajusta a los estándares internacionales10. Xabier Pérez de Mendiola, investigador de IIS Bioaraba, psiquiatra de la OSI Araba y coordinador de este trabajo señala que “la elevada tasa de prescripción del litio en España puede obedecer a una óptima trasmisión del conocimiento sobre el manejo del fármaco desde los terapeutas expertos a los principiantes”. Como aspectos a revisar, destaca la baja prescripción de litio en menores de edad con TB. El 57% de los encuestados no emplea el litio en esta población10. “Si consideramos el hecho de que, en la mayoría de los casos, el TB comienza en la adolescencia, el litio podría estar infrautilizado entre los psiquiatras infantiles”.

Referencias
1. Carvalho AF, Firth J, Vieta E. Bipolar Disorder. N Engl J Med. 2020 Jul 2;383(1):58-66.
2. Vieta E, Berk M, Schulze TG, Carvalho AF, Suppes T, Calabrese JR, et al. Bipolar disorders. Nat Rev Dis Primers (2018) 4:18008.
3. Severus E, Bauer M, Geddes J. Efficacy and effectiveness of lithium in the long-term treatment of bipolar disorders: An update (2018). Pharmacopsychiatry; 51: 173–176.
4. Kessing L V, Bauer M, Nolen W A, Severus E, Goodwin G M Geddes J. (2018). Effectiveness of maintenance therapy of lithium vs. other mood stabilizers in monotherapy and in combinations: a systematic review of evidence from observational studies. Bipolar Disord. 20, 419–431.
5. González-Pinto A, López-Peña P, Bermúdez-Ampudia C, Vieta E, Martinez-Cengotitabengoa M. Can lithium salts prevent depressive episodes in the real world? Eur Neuropsychopharmacol. 2018;28(12):1351–9.
6. Malhi GS, Bell E, Bassett D, et al. The 2020 Royal Australian and New Zealand College of psychiatrists clinical practice guidelines for mood disorders. Aust NZJ Psychiatry. 2021;55(1):7-117.
7. Smith KA, Cipriani A. Lithium and suicide in mood disorders: updated metareview on the scientifc literature. Bipolar Disord. 2017;19(7):575–86.
8. Gonzalez-Pinto A, Mosquera F, Alonso M, López P, Ramírez F, Vieta E, et al. Suicidal risk in bipolar I disorder patients and adherence to long-term lithium treatment. Bipolar Disord. 2006;8:618-24.
9. Velosa J, Delgado A, Finger E, Berk M, Kapczinski F, de Azevedo Cardoso T. Risk of dementia in bipolar disorder and the interplay of lithium: a systematic review and meta-analyses. Acta Psychiatr Scand (2020). doi: 10.1111/acps.13153.
10. Pérez de Mendiola X, Hidalgo-Mazzei D, Vieta E, Gonzalez-Pinto A. Overview of lithium’s use: a nationwide survey. Int J Bipolar Disord. 9, 10 (2021). https://doi.org/10.1186/s40345-020-00215-z.
11. Fornaro M, Maritan E, Ferranti R, Zaninotto L, Miola A, Anastasia A, et al. Lithium exposure during pregnancy and the postpartum period: a systematic review and meta-analysis of safety and efficacy outcomes. Am J Psychiatry. 2020;177(1):76–92.
12. Nielsen RE, Kessing LV, Nolen WA, Licht RW. Lithium and renal impairment: review on a still hot topic. Pharmacopsychiatry. 2018;51:200–5.
13. Tondo L, Alda M, Bauer M, Bergink V, Grof P, Hajek T, et al. Clinical use of lithium salts: guide for users and prescribers. Int J Bipolar Disord (2019) 7(1):16. doi: 10.1186/s40345-019-0151-2.
14. González-Pinto A, Balanzá-Martínez V, Benabarre Hernández A, Gutiérrez-Rojas L, Montes JM, de Dios Perrino C, Pérez Sola V, Montejo González ÁL, Giménez Palomo A, Crespo JM. Expert consensus on information sheet proposals for patients under treatment with lithium. Rev Psiquiatr Salud Ment. 2021 Jan-Mar;14(1):27-39.