Escolares muestras su visión sobre COVID

La enfermedad producida por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, denominada COVID-19, dio comienzo en Wuhan a finales del año 2019 y se extendió después por todo el mundo. En España, los primeros casos de COVID-19 se conocieron en febrero de 2020, y el 14 de marzo, dada la situación sanitaria, se declaró un estado de alarma que desencadenó la adopción de medidas sociales restrictivas.

Esta situación, sin precedentes en nuestra sociedad, incluyó el cierre de colegios y el confinamiento de las personas en su hogar. Su objetivo era limitar la transmisión del virus y reducir las infecciones secundarias entre los contactos cercanos y los trabajadores de la salud. Objetivo, que no tuvo en cuenta los posibles efectos secundarios, como el impacto psicológico entre las personas de cualquier edad. La población escolar ha sufrido uno de los confinamientos más estrictos en comparación con otros grupos poblacionales, a pesar de que podría presentar menor incidencia de la infección y de que ésta se manifiesta con formas más leves o asintomáticas.

Además, diversos estudios sugieren que los y las escolares desarrollan menos actividades cuando están fuera de la escuela, aumenta el tiempo de exposición a todo tipo de pantallas, llegando incluso a presentarse alteraciones en los de los patrones de sueño y la adherencia a dietas menos saludables, los cuales pueden acarrear efectos negativos en su salud.
Teniendo en cuenta que la población escolar no siempre tiene desarrolladas habilidades para expresar abiertamente sus sentimientos, nos encontramos con la necesidad de observar una nueva realidad forzada por una pandemia.

Basándonos en que la Organización Mundial de la Salud recomienda que los y las escolares puedan describir sus emociones a través de actividades creativas, como juegos o dibujos, investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba en colaboración con investigadoras del Instituto de Investigación Sanitaria Biocruces Bizkaia y de la Unidad de Investigación en Cuidados y Servicios de Salud del Instituto de Salud Carlos III, decidieron poner en marcha un estudio, en el que participaron 71 escolares de Euskadi, con el objetivo de explorar, a través de ilustraciones, las experiencias y las vivencias de los niños y niñas de entre 7 y 8 años del País Vasco durante el periodo de confinamiento (del 8 al 25 de abril de 2020).

Los resultados de este estudio, publicados en Gaceta Sanitaria1, sugieren que la situación de confinamiento ha tenido un impacto negativo en la población escolar. El análisis de las ilustraciones pone al descubierto sentimientos de tristeza, posibles desigualdades sociales existentes, así como ciertos hábitos poco saludables, como el sedentarismo.

Pero, tal y como se desprende del análisis de los dibujos, el núcleo familiar ha facilitado sentimientos de seguridad y de protección en los y las escolares, aumentando así su capacidad de afrontamiento ante el conjunto de nuevos estresores que provoca la COVID-19 en la población infantil. Algo tan sencillo como mantener conversaciones directas acerca de la pandemia puede aliviar su ansiedad. Como se observa en el estudio, las medidas de confinamiento en el hogar han presentado, en algunos casos, una oportunidad de mejora de la interacción con los padres y las madres, consiguiendo que las necesidades psicológicas hayan podido ser satisfechas.

En este contexto, no podemos dejar al margen a los centros educativos que adquieren un papel clave en el desarrollo de niños y niñas escolarizadas. Si bien se han desarrollado alternativas telemáticas durante este tiempo, esta metodología no puede sustituir algunas de las funciones más importantes del proceso de comunicación, como son la regulación del comportamiento y el posterior perfeccionamiento de habilidades sociales que tiene lugar a través del feed-back que se recibe durante el proceso interactivo, o la satisfacción de las necesidades relacionales que el componente afectivo del proceso comunicativo vehiculiza, y que se ven afectadas al tener lugar a través de dispositivos electrónicos. Además, las desigualdades sociales existentes hacen que las clases más desfavorecidas no hayan podido acceder siquiera a este tipo de comunicación digital, ya que, según estima el Instituto Nacional de Estadística, en España una de cada cinco familias no dispone de ordenador y aproximadamente el 10% de los/las escolares no han podido seguir las clases.

Un factor más que ha incidido negativamente en el bienestar social es la infraestructura de los hogares, llegándose a reflejar en algunos de los dibujos. Se observan diferencias entre quienes se dibujaban mirando a través de la ventana y aquellos y aquellas que lo hacían jugando al aire libre.

Sin duda, la experiencia del efecto de la COVID-19 durante los meses de marzo y abril del 2020, ha supuesto un punto de inflexión evidenciando la necesidad de desarrollar medidas y políticas sanitarias, que promocionen el bienestar físico y mental de los y las escolares, tratando al mismo tiempo de paliar las desigualdades sociales existentes.

1Tíscar-González V, Santiago-Garín J, Moreno-Casbas T, Zorrilla-Martínez I, Nonide-Robles M, Portuondo-Jiménez J. Percepciones y vivencias de escolares del País Vasco durante la alerta sanitaria por COVID-19 .Gac Sanit, 2020:S0213-9111(20)30252-1. doi: 10.1016/j.gaceta.2020.11.006.