Un porcentaje muy elevado de pacientes hospitalizados porta un catéter también denominado dispositivo de acceso venoso (DAV) que posibilita la administración del tratamiento intravenoso pautado. El acceso vascular y la terapia intravenosa suscitan siempre mucho interés y están altamente relacionados con la seguridad del paciente.
Canalizar un DAV no siempre es fácil, sobre todo en pacientes que presentan escaso o nulo capital venoso. Existen muchos factores que contribuyen al agotamiento del capital venoso del paciente, especialmente en el paciente pluripatológico, y que pueden provocar sufrimiento del paciente y retrasos en los tratamientos prescritos.
El abordaje de la dificultad de acceso venoso (DIVA) es una de las líneas de investigación del Equipo de Terapia Intravenosa del Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba, y comenzó con un estudio que constó de tres fases entorno al manejo de la dificultad de acceso venoso en pacientes pluripatológicos.
En una primera fase, se valoraron la prevalencia de mal acceso venoso y los factores de riesgo en los pacientes pluripatológicos. En este trabajo, ya publicado1, se observó que los pacientes pluripatológicos ingresados en el Hospital Universitario Araba presentaron un alto porcentaje de mal acceso venoso y se identificaron los siguientes factores de riesgo relacionados con el DIVA en esta población: el sexo, la enfermedad osteoarticular y el hecho de que los pacientes presentaran antecedentes de complicaciones relacionadas con los catéteres venosos.
En una segunda fase, cuyos resultados han sido recientemente publicados en Bristish Journal of Nursing2, las investigadoras se propusieron describir los aspectos relacionados con el cuidado vascular en la población pluripatológica, comparando aquellos que presentan dificultad de acceso venoso (DIVA) con los que presentan buen acceso venoso. La población reclutada, que cumplía los criterios de inclusión, se dividió en estos dos grupos: aquellos que presentaban venas visibles y palpables y sin antecedentes de necesidad de más de dos punciones para la canalización de una vía periférica, que fueron incluidos en el grupo de buen acceso venoso; y aquellos que no cumplían ambos criterios, que se incluyeron en el grupo DIVA/mal acceso venoso.
Para valorar el cuidado vascular proporcionado a los pacientes, se analizaron una serie de ítems como el tipo de catéter canalizado, número de punciones necesarias, presencia de hematomas en el momento de la punción, localización elegida, duración del catéter y los eventos adversos asociados a estos dispositivos (oclusión, flebitis, infiltración, etc.), entre otros.
Tras el estudio, en el que se incluyeron 135 pacientes, se observó que un porcentaje elevado de población pluripatológica presentaba mal acceso venoso y precisaba mayor número de dispositivos, más intentos para canalizarlos y tenía mayor número de complicaciones.
Aunque las diferencias entre ambos grupos no fueron estadísticamente significativas, se tuvieron también en cuenta otros aspectos relevantes para la práctica clínica, que han permitido identificar qué se puede mejorar y la diferencia entre el paciente que tiene mal acceso venoso y el que tiene buen acceso venoso. Entre estos aspectos se encuentran el tener presente no elegir sitios inadecuados en estos pacientes para la inserción del catéter (como la mano, la muñeca o la flexura), aspecto que la literatura relaciona con mayor número de complicaciones y menor duración del catéter, y que en el grupo de estudio DIVA fue casi el 50% de los catéteres; o que los dispositivos insertados en los pacientes del estudio no fueron adecuados para la terapia prescrita, principalmente porque los fármacos que se administraban a través de ellos eran irritantes o hiperosmolares, los cuales requieren otro tipo de DAV. Para estas investigadoras es esencial, en el manejo del mal acceso venoso, “Tener en cuenta qué factores de riesgo tiene el paciente que lo exponen a una mayor posibilidad de perder el capital venoso y manejar el cuidado vascular con buenas prácticas (elección adecuada del catéter, localización adecuada, calibre pequeño, etc.)”, aspectos no relatados previamente en la literatura científica para los pacientes pluripatológicos. Por tanto, cabe destacar la importancia de este estudio al identificar una población diana a la que dirigirse con estrategias específicas de cuidados y de manejo de DIVA, que eviten el deterioro del árbol vascular y disminuyan el riesgo y el sufrimiento en estos pacientes.
“El objetivo de la tercera fase es evaluar la efectividad de un equipo de terapia intravenosa en relación con la seguridad en el cuidado vascular proporcionado, los días de estancia hospitalaria y la satisfacción del paciente frente al cuidado vascular tradicional”, nos relata la investigadora Victoria Armenteros.
Referencias:
1Armenteros‐Yeguas V, Gárate‐Echenique L, Tomás‐López MA, Cristóbal‐Domínguez E, Moreno‐de Gusmão B, Miranda‐Serrano E, Moraza‐Dulanto MI. Prevalence of difficult venous access and associated risk factors in highly complex hospitalised patients. J Clin Nurs 2017 Dec;26(23-24):4267-4275
2Armenteros-Yeguas V, Tomás-López MA, Miranda-Serrano E, Moraza-Dulanto I, Meléndez-Fernández L, Merino-Romero E, Cristóbal-Domínguez E, Gárate-Echenique L. Vascular access care in patients with multimorbidity. Br J Nurs. 2021 Apr 22;30(8):S26-S35. doi: 10.12968/bjon.2021.30.8.S26.